no típica jovencita clase media

Estaba viendo una película y me puse a pensar en varias cosas, como por ejemplo, ¿mi mamá realmente encontró al Santi (mi gato) en la calle, o solo fue una excusa para hacerse la linda y consciente? Sé que es una pregunta un poco tonta, no hay por qué repetirlo. Por otro lado, estuve pensando en mí, en lo que quería cuando chica, lo que quiero ahora, lo que (supuestamente) querré cuando salga de cuarto medio, cuando tenga 20, 30 o 40...

Mi mundo giraba en torno a Disney, stars, alardear. Alardear. Alardear. Yo. Yo. Yo
Pta que era hueca, picá a lais y a niña fifí. A veces me pregunto por qué nadie me pegó una cachetada para sacarme de semejante sueño, totalmente irreal e inexplicable.
Ahora, si lo pensamos bien, soy la no-típica jovencita clase media: viviendo entre sueños y ambiciones acordes al contexto que la rodea, aceptando lo que es sin explicación alguna, los mañas de la vieja, la ausencia no tan ausencia del "papá", los gritos de las hermanas, los enojos de la familia, el que no entiendan cuando quiero hablar/compartir/gritar/llorar/reír/disfrutar/asistir/dormir/escribir/salir/peliculear/bailar/cantar/estudiar/imaginar/pensar y cuando no. Es muy difícil todo. Todo. Todo.

El psicólogo, mi vieja, mi viejo, sus parejas, mis hermanas (y hermano), mi sobrina, mi sobrino, mi abuela, scout, el Quimey, la Lampukona, el colegio (católico, con un solo fin: lavarnos el cerebro para que creamos cualquier cosa) culiao, las vacaciones, la gira, las pcs (Vale, Cata, Negra. Mis amigas), los animales, la tecnología, el Santi, el Otto, la Flo, mis tías, mi prima, mi mala suerte en el amor (y en el juego). . . Ay Yisus (no, no creo en eso).


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